El reino del poco esfuerzo

En un muy cercano país,

tanto ciudadanos como gobernantes,

se cansaron de la responsabilidad...

Quien inició la secuela,

fue el mismísimo presidente,

el que argumentó una terrible enfermedad

que no le permitía discernir

entre el bien y el mal.

Quien sucedió en el trono,

fue el jefe de Parlamento,

el que no quería mayor compromiso,

cayó de un primer peldaño,

quedando tieso e inmóvil,

incapaz ahora de reflexionar,

sobre el como actuar.

La secretaria,

que estaba muy mal paga,

caminaba sin parar,

pensando en como escaparle

al rollo,

fue entonces que se le ocurrió

perder la memoria,

no reconocía obligaciones,

derechos, historias...

dejaba que los hechos se sucedan,

sin penas ni glorias.

¡Que viva el circo!

Uno a uno,

fueron dejando sus quehaceres,

nadie quería el compromiso,

todos hacían caso omiso

a lo que antes era,

el deber ser...

Y así viven,

en el reino del poco esfuerzo,

Esperando,

simplemente esperando,

que alguien se haga cargo,

de sus pobres destinos.

En cuantos ámbitos laborales, termina con exceso de trabajo el más responsable. En cuántos lugares, quien tiene una idea, “debe” asumir la responsabilidad y la carga de llevarla a cabo. Pareciera además, que ya no cotiza en Bolsa, el conocimiento. Sino que existe una plaga de avivados y oportunistas... que se nutren del intelecto y el esfuerzo ajeno.

Sin embargo, a largo plazo, está la recompensa. Saber que se puede llegar, con los pies propios. Aprender a escuchar el aplauso interno.

Que lo expuesto sirva para mirar en forma profunda, desde nuestra ventana interior y hacia nosotros mismos. Hasta nuestro próximo encuentro.

G.G.S.