Aceptémonos humanos

Si utilizáramos los mismos códigos,
Si lleváramos los mismos carteles
indicativos de nuestros estados de ánimo,
pensamientos, sentimientos o similares,
Llegaríamos al entendimiento pleno
Pero qué aburrido sería vivir…

Benditos entonces,
los juegos que nos hacen sentir.
Romper las estructuras
que cultura y educación impusieron
en nuestras mentes,
en nuestros corazones…

Y si no me doy cuenta,
Si no te das cuenta,
Y si no interpreto,
Y no me interpretas…
No hagamos de ello, circo…
sino
Aceptémonos humanos

El fluir de la vida,
la complicidad del universo,
la fuerza de la intención…
Harán que cada peldaño
se coloque en el lugar ideal…
encastrando en la dirección justa,
que es la elegida…

Y si no llegamos,
o nos perdemos,
No dejemos de buscar…
No hagamos de ello, circo…
Sino
Aceptémonos humanos.

A veces uno se pregunta por qué las relaciones humanas pueden llegar a ser tan complejas. Y no nos damos cuenta que la complejidad la pone uno. Filosofamos acerca de cómo se comporta el otro, por qué dijo lo que dijo, por qué porta ese extraño “peinado nuevo”… Confundimos la mente, y olvidamos el corazón. Perdemos el centro (que está en cada uno de nosotros).
Es allí, en plena confusión, donde pusimos el ancla, imposibilitando el transitar, y en espera de aclarar la razón... la perdemos más aún. Sin embargo, hay una naturaleza, un instinto… que olvidamos utilizar. Romper estructuras, hacerse al alto mar, es una valentía de humanos que vale la pena ser vivida. Feliz espíritu de emprendedor!
Vayan estas palabras para quien quiera entenderlas (con mente y corazón). Desde dentro y hacia dentro, como es la continua propuesta de mi ventana interior…
Hasta el próximo encuentro… G.G.S.